Sé que existe un tipo de amor que se domestica, se hace con paciencia, se hace con cuidado, se hace diario, como un rito. Como una rosa que elijes, que es única en el mundo, en tu mundo, tu rosa. La rosa que protegiste del viento y de las orugas. La rosa que escuchaste quejarse, alabarse y algunas veces, callarse.
Sé que existe un tipo de amor que se queda en un cajón de tiempo, encerrado con candado. Se puede imaginar uno que todavía se siente, al tener conversaciones en tu mente con esa persona que fuiste alguna vez, esa persona que solo alguien conoció, la persona que murió cuando el cajón se cerró. La que, aunque se encuentre la llave, al abrirlo no será la misma, estará desvanecida, quedará solo en la mente de con quién se compartió. Se desvanecerá más y más y lo único que quedará es el recuerdo de ese amor y la libertad de imaginarlo mil veces de maneras distintas.
Sé que existe un tipo de amor que resiste tiempos y distancias, que no se cansa de ver el mismo mundo con diferentes ojos, girando a la vez que el otro gira. Que crece entre dos personas viendo la misma historia que vieron hace 12 años, la hicieron suya y ahora ríen y lloran contándola una y otra vez.
Sé que existe un tipo de amor en el malentendido. Que crece alrededor de él, a pesar de él, en ausencia de él. Es un amor que nació en su presencia, al observar su mundo. Hay muchas cosas que no se comprenden de lo que no se alcanza a ver pero faltó tiempo y sobró espacio para reconocer que en la incertidumbre también hay respuestas y que no se necesitan respuestas para saber que ese tipo de amor existe.
Sé que existe un tipo de amor que se siente como una canción de Joni Mitchell hecha cover por James Blake. Este tipo de amor que te hace comprender a lo que se refiere cuando la letra dice:
I remember that time you told me you said
”Love is touching souls”
Surely you touched mine
’Cause part of you pours out of me
In these lines from time to time
Comments
No posts